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¿Qué es el trastorno neurocognitivo mayor?

Se conoce como trastorno neurocognitivo a la nueva forma de clasificación de la demencia de tipo alzheimer u otro tipo de demencia, según la décima edición de la CIE (Clasificación Internacional de Enfermedades), la última publicada, la demencia es un síndrome debido a una enfermedad cerebral, de naturaleza crónica o progresiva, con déficit de múltiples funciones superiores (memoria, pensamiento, orientación, comprensión, cálculo, capacidad de aprendizaje, lenguaje y juicio, entre otras) y conciencia clara.


En esta clasificación, el déficit se acompaña de deterioro del control emocional, del comportamiento social o de la motivación, produciendo un deterioro intelectual apreciable que repercute en las actividades cotidianas básicas de la vida diaria como:asearse, vestirse, comer o funciones excretoras, con una duración del cuadro no inferior a seis meses y habiéndose obtenido la información de la exploración del paciente y de la entrevista clínica a una tercera persona. Estos criterios se basan en el deterioro de la memoria y el pensamiento suficiente para interferir en la vida cotidiana como requisito primordial para el diagnóstico, pero transcendiendo los límites de un trastorno de memoria al afectar a otras funciones cognitivas.


La clasificación actual ha permitido que el concepto de ‘trastorno neurocognitivo’, abarque tres categorías: delirium, trastorno neurocognitivo menor y trastorno neurocognitivo mayor. Los dominios sintomáticos estudiados para el diagnóstico serán: atención, función ejecutiva, aprendizaje, memoria, lenguaje, funciones visuoperceptivas (son aquellas que nos permiten reconocer y discriminar los estímulos) y visuoconstructivas ( la capacidad de planificar y realizar movimientos controlados) y cognición social (cómo las personas procesan, almacenan y aplican información sobre otras personas y situaciones sociales).


El trastorno neurocognitivo mayor y el menor se diferencian en función de la intensidad de los síntomas y su repercusión en la funcionalidad del paciente.


Como institución, entender estas nuevas formas de clasificación nos permite explicar a la familia lo que está ocurriendo, realizar una valoración inicial y realizar un programa personalizado de estimulación que mejore la calidad de vida del residente.



Bibliografía:

López-Álvarez, J., & Agüera-Ortiz, L. F. (2015).

Nuevos criterios diagnósticos de la demencia y la enfermedad de Alzheimer: una visión desde la psicogeriatría. Psicogeriatría,5(1), 3-


 
 
 

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